lunes, enero 16, 2006

Negociar con un coloso

Manuel Javier Fierro Patiño. MVZ. Esp. Gestión y Planificación del Desarrollo Urbano-Regional

Mientras dormimos, el mundo avanza. Y no es sentido figurativo. La pauta actual en la economía mundial, es que las economías mantengan el equilibrio frente a los elevados precios del petróleo, cuenten con materias primas baratas y se orienten a aumentar su influencia hemisférica, respetando cada una sus “espacios”. Las naciones buscan posicionarse de manera ventajosa en la economía global, aumentar sus exportaciones y proteger su producción. En los países desarrollados la seguridad alimentaria no es negociable y ni siquiera se considera debatible en un tratado de libre comercio. La seguridad alimentaria es un determinante estratégico. Los países saben que deben estar preparados para cualquier eventualidad que perturbe el equilibrio mundial, por ejemplo, una guerra, una catástrofe natural y ante todo permanecer en una posición influyente en el escenario mundial. Para esto requiere hacer valer su independencia dentro de un ambiente supuestamente globalizado. Es una abierta contradicción al paradigma de la globalización, que los mismos países desarrollados promueven con firmeza. Los países fuertes prevalecen gracias a que saben salvaguardar sus bienes estratégicos, construyen una capacidad disuasiva manifiesta y están preparados para actuar autónomamente en situaciones de crisis y sin ningún otro objetivo sea más importante que el de proteger a sus ciudadanos y garantizar la seguridad nacional. En esta contra-doctrina proteccionista se basa la realidad de las relaciones asimétricas que se asumen al negociar con una superpotencia como Estados Unidos. Nosotros estamos en una posición de clara desventaja. Tenemos una guerra interna que nos desangra humanamente y presupuestamente; no visualizamos razonablemente nuestro potencial y con estas limitaciones pretendemos hacer valer posiciones frente a un coloso que busca ampliar su mercado industrial y tecnológico, utilizarnos como dique político y económico, ante la avanzada anti-neocolonial de Suramérica, y además vendernos los excedentes de sus reservas estratégicas de alimentos. Pero, no hay que perder la esperanza, hay que negociar como grande frente a la dimensión de la contraparte y hacer valer nuestra posición con creces. La producción de arroz, el maíz, la soya, y otros alimentos, son igualmente fundamentales para nosotros. Tenemos una posición geoestratégica que hay que hacer valer. Ojala despertemos y aprendamos a generar soberanía con conocimiento, diversificar e innovar en lo que sabemos y con lo que tenemos, prepararnos para producir bienes tecnológicos, mayor valor agregado e ir acrecentando nuestra autonomía con audacia, sagacidad y mucha malicia indígena.

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