martes, agosto 22, 2006

Cambios institucionales en la Universidad de los Llanos

Los cambios en el mundo y las tendencias en la Educación Superior obligan a la Universidad de los Llanos a replantear su quehacer institucional con el fin de articularse y responder a una demanda social, que cada vez más enfatiza en la utilidad del conocimiento y en su pertinencia para solucionar los problemas de la sociedad.

El fenómeno de la globalización significa un reto para la Universidad pública. De una parte resulta ser una amenaza frente a la presión por privatizar la educación superior y por otro lado, puede ser motivo para buscar alianzas con otras universidades pares y ante todo fortalecer su capacidad para impactar positivamente la vida de las comunidades ubicadas dentro de su orbita académica. No de otra forma será fácil conseguir el respaldo social para continuar ejerciendo su papel social en la generación de equidades, solución de brechas y disparidades.

Los avatares políticos del mundo y Latinoamérica requieren de la presencia reflexiva, crítica y propositiva de la Universidad Colombiana. La sociedad requiere de una valoración continua de los procesos y modelos económicos aplicados y especialmente sobre los efectos y consecuencias directas en la vida nacional y regional. La búsqueda de opciones justas y planteamientos que rescatan una nueva ética social basada en la capacidad de respuesta ante las dificultades, son hoy por hoy responsabilidad de la universidad pública.

Los cambios tecnológicos no pueden ser factor de dificultad sino una oportunidad para afianzar sus funciones misionales. La Universidad requiere armonizarse con el mundo en su dinámica compleja sin abandonar sus convicciones sociales. La tecnología puede facilitar la ampliación de cobertura en la región de la Orinoquia y poder permear los procesos económicos y sociales de cada departamento de la región. La utilización de las tecnologías informáticas y de la comunicación permite nuevos escenarios pedagógicos que además de universalizar el conocimiento otorgan una mayor eficiencia y oportunidad en la utilización de recursos.

La Universidad de los Llanos presenta una deuda institucional frente a las enormes dificultades regionales que plantean nuevos escenarios generadores de conocimiento y desarrollo de alternativas frente a los cambios jalonados por el mercado internacional. Más que buscar mercados educativos foráneos, la Universidad de los llanos debe mirar hacia su contexto inmediato y ofrecer oportunidades basadas en la aplicación nuevas tecnologías, apropiación y generación de alternativas productivas con la utilización del capital regional[1] dentro de una propuesta de desarrollo endógeno. Esto demanda de un compromiso especial en materia de investigación y proyección social. La Universidad investigativa surge como modelo ante las tensiones y retos institucionales[2]. La idea no es aislarse del mundo sino aprovechar los cambios positivos para reforzar la identidad como universidad pública y utilizar los medios que ofrecen la ciencia y las nuevas tecnologías para cumplir a cabalidad con las funciones misionales en la responsabilidad de formar integralmente al recurso humano regional.

La responsabilidad social plantea la necesidad de hacer un buen uso de los recursos institucionales. La búsqueda de la eficiencia y eficacia institucional no aparece como un determinante del modelo exógeno sino como un mecanismo que permite afianzar su papel en el contexto. La respuesta a la velocidad de los cambios requiere replantear los procesos y procedimientos para hacerlos más ágiles y flexibles. Esto compromete tanto lo académico como lo administrativo y encamina a la universidad en la concreción del aseguramiento de la calidad, no como una imposición gubernamental sino como un proceso de autoevaluación dentro del marco de su responsabilidad social. De esta manera, la calidad se constituye en una condición irrenunciable frente a los procesos de simplificación y flexibilización del ambiente académico. La fortaleza de la universidad está en la pertinencia de su acción institucional respecto a los problemas regionales. En este cometido es difícil que su papel pueda ser desplazado y debe ser un aliciente más para continuar mejorando en el desarrollo de su misión.

Los cambios en los aspectos administrativos son pertinentes. El área de soporte debe brindar oportunamente y eficientemente los medios necesarios para el cumplimiento misional. La universidad debe ser austera pero atender oportuna y suficientemente los requerimientos para desarrollar una buena labor académica. La utilización eficiente de los recursos permitirá liberar recursos importantes para asignar a las áreas de inversión más afectadas y encaminar una estrategia de preparación y mejoramiento continuo del factor humano como pilar para el desarrollo institucional.

La universidad debe conseguir un mayor apoyo del sector privado y de los entes territoriales de la región. Su estrategia para la búsqueda de nuevas fuentes no está en la afectación de las matrículas o en la necesidad de apoyo incondicional sin apuntar a alianzas estratégicas. La universidad se presenta como un actor fundamental, un socio que brinda herramientas tangibles e intangibles para el desarrollo humano. Desde este punto de vista jalona el interés del sector productivo, de las entidades públicas y privadas para atender los cambios presentes y futuros de la estructura productiva y del mercado laboral. La respuesta académica debe elaborarse con referencia en el contexto. Esto obliga a plantear cambios institucionales con el fin de facilitar la interacción institucional y generar nuevas fuentes de ingresos, sin necesidad de entrar en una condición de mercantilismo burdo.

La región ha sido reconocida por su potencial, sin embargo este potencial permanece estático. La responsabilidad de los actores regionales es transformar los recursos regionales en factores dinámicos para promover una mayor productividad y jalonar una competitividad que sea sostenible y soberana. La universidad debe abordar la gama de etnias aborígenes y revalorizar el conocimiento tradicional, responder al potencial hídrico y energético; generar propuestas que regulen el poblamiento actual, atender el tema de la frontera oriental, ofrecer alternativas productivas y abrir las puertas para el aprovechamiento de la biodiversidad de una manera sostenible y responsable. Igualmente debe prestar atención a los cambios de la estructura productiva con el fin de reorganizar su quehacer académico para fortalecer los sectores dinámicos actuales. Los sectores comercio, servicios, el sector agropecuario y el sector energético requieren del desarrollo académico por parte de la Universidad pública, con miras a facilitar procesos de modernización o reconversión productiva y propiciar la búsqueda de nuevos mercados.

Además del profundizar su papel meramente científico, la universidad aspira avanzar en el fortalecimiento de las artes y humanidades. La cultura orinoquence es diversa y presenta una riqueza incalculable como patrimonio que soporta la identidad regional y genera procesos de autorreferenciación frente a la tendencia homogenizante de la globalización. La Universidad debe promover, generar y difundir conocimientos por medio de la investigación y, como parte de los servicios que ha de prestar a la comunidad, proporcionar las competencias técnicas adecuadas para contribuir al desarrollo cultural, social y económico de las sociedad orinoquence, fomentar y desarrollar la investigación científica y tecnológica a la par que la investigación en el campo de las ciencias sociales, las humanidades y las artes creativas.

Las dinámicas económicas y sociales de la región, así como la situación de conflicto, problemas de marginalización social y disparidades entre lo rural y urbano no deben ser ajenas al papel de la universidad. La Unillanos debe participar en un pacto social colectivo que aterrice la reflexión sobre las causas de la problemática social y económica. Esto significa materializar su visión y misión en el PEI y llevar al PDI al campo de las realizaciones.

[1] Hace alusión al fortalecimiento del capital social, capital humano y físico requerido en una estrategia de desarrollo regional con recursos endógenos.
[2] Modelo propuesto desde el PEI y formalizado dentro del PDI 2005-2020 en el modelo de universidad investigativa.

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