Liderazgo regional
A Rosalba Jimenez Amaya. Lider indígena sikuane.
La participación de la región en el escenario político nacional es poca. La representación regional en el gobierno, históricamente ha sido mínima. La región adolece de mayor reconocimiento y participación en las altas esferas, pues es allí donde se toman las decisiones. Es lamentable saber que las medidas gubernamentales, los programas y proyectos son focalizados de manera parcializada por quienes si tienen un profundo arraigo regional y poco sentido nacional. Los costeños, cachacos y paisas han sabido reorientar recursos buscando atender los intereses de sus coterráneos. Podría decirse que esta es una de las causas de la poca presencia histórica del Estado y en la poca correspondencia de las políticas públicas aplicadas. El sistema de salud, las metodologías educativas, la explotación petrolera, el manejo de las fronteras, las políticas de atención social y las medidas restrictivas como el control de los cultivos de uso ilícito se ejecutan sin consultar nuestras diferencias socioculturales, condiciones políticas y características geográficas. No puede negarse que en los últimos años ha mejorado la presencia del Estado en la Orinoquia, no obstante hay que velar para esa presencia sea integral, pertinente y además corresponda con nuestro aporte en producción agropecuaria y riqueza petrolera. Hoy muchos miran a la región con expectativa gracias a su potencial. Sería bueno participar en las decisiones que se tejen y no esperar a que otros dispongan nuestro futuro.
Por esta razón, hay que resaltar el papel de una líder regional en el escenario nacional. Rosalba Jiménez, una mujer indígena de la etnia sikuane, nacida en las sabanas del Vichada, es ahora Presidenta del Consejo Nacional de Planeación. Su elección no la logró a través de maniobras clientelistas, la logró gracias a su capacidad de propuesta. Los primeros programas de Etnoeducación que realizó el Estado colombiano en los años 80 fueron gracias a su insistencia ante el Ministerio de Educación, proyectos que la ha llevado a recorrer todo el país. Gracias a su posición, propuestas como la autodeterminación de los grupos étnicos en Colombia y particularmente al manejo de su territorio ancestral, la inclusión de una política integral para el desarrollo de los departamentos de frontera y una revisión a la estrategia de fumigación de cultivos de uso ilícito, especialmente en los departamentos de Guainía, Vaupés y Vichada, hacen parte de los acuerdos dentro de Plan Nacional de Desarrollo 2007-2010. Hay sido defensora de la causa de sus paisanos en prestigiosos auditorios de Francia, España, EEUU, Brasil, Centroamérica, Chile entre otros. Es sin duda, una líder silenciosa que evita los elogios, nutrida orgullosamente con mañoco y pescado del Orinoco. Pero su lucha aun no ha terminado, con gran identidad y audacia emprende nuevas propuestas. Gracias a su perseverancia los pueblos indígenas de la Orinoquia y la Amazonia han tenido voz ante organismos internacionales, y hoy ejecutan importantes proyectos de cooperación en estos territorios.
Rosalba es un ejemplo de tenacidad y entrega por la dignidad y bienestar de sus paisanos. Ojala tuviéramos nosotros líderes de este talante y ante todo con la capacidad de impactar en las decisiones de gobierno.
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