Desde el país real
El ocaso de las políticas neoliberales.
Después de más de una década de aplicación de políticas neoliberales el continente muestra un cambio importante que muestra el surgimiento de nuevos enfoques políticos. Esa pérdida de credibilidad en el modelo neoliberal nace en los desastrosos resultados en el campo del empleo y la equidad. Este conjunto de políticas masificadas y promulgadas en la década pasada por las mejores universidades de EEUU y Europa empieza a decaer conceptualmente dejando tras de sí efectos políticos insospechados. Los países latinoamericanos ensayaron las políticas neoliberales, enmarcadas dentro de los requerimientos del Fondo Monetario Internacional, lo cual permitió el surgimiento y fortalecimiento de emporios económicos, sin que la pobreza se acabara o por lo menos cediera.
Uno de los problemas radica en la incompetencia del Estado para generar equilibrio social-regional y en la aparición de actores supranacionales que adquieren un poder inmenso que modifican las nociones de soberanía en cada uno de los países. La globalización económica permite la expansión de grandes empresas que configuran un nuevo orden mundial acomodado a sus condiciones. El sueño de la aldea global de hermandad y la convivencia armónica empieza a ser modificado para dar paso a los caprichos y ambición del capital privado. No obstante, la aparición de los efectos negativos en lo social, después de la aplicación al pie de la letra de políticas diseñadas para países en teoría muy diferentes a las características institucionales presentes en Latinoamérica, empieza a generarse un cambio que desestabiliza la geopolítica del continente americano. Argentina, Brasil, Uruguay, Chile, Ecuador, Nicaragua, Bolivia y Venezuela en diferentes matices muestran un abanico de posibilidades y la búsqueda en aplicación de nuevos modelos desde una perspectiva cercana a la izquierda. Sin embargo, no puede decirse que exista una total certeza sobre los resultados benéficos de las nuevas políticas en estos países, pues cada país tiene sus propias características. Los hechos plantean la necesidad de buscar nuevos enfoques y ante todo romper con las prevenciones teóricas, tratando de innovar respondiendo a las necesidades de cada país.
Las declaraciones recientes del presidente Uribe muestran un viraje importante, que acepta la inconveniencia de minimizar el Estado en algunas funciones fundamentales diferentes a la fuerza y el orden, muestran también la necesidad de generar una mayor equidad y aprovechar las fortalezas inexploradas del país. No obstante, todavía hace falta consolidar un modelo alternativo que se aleje de esa aparente lucha ideológica latinoamericana y preferiblemente se ajuste a nuestras propias características y necesidades en lo social-regional. La historia y los hechos parecen dar mejores lecciones que las escuelas de economía centradas obstinadamente en la prueba de modelos teóricos alejados de la realidad. Hace falta el planteamiento de políticas alternativas que promuevan el desarrollo de las regiones dentro de un conjunto de medidas que busquen mayor equidad, revaloricen el mercado interno y promuevan mayor compromiso social. Colombia es un país de gran potencial que requiere desprenderse de mitos, teorías retrógradas, tabúes, privilegios y avanzar en su propio su propio modelo.
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